El Gobierno británico presentó una revisión de su estrategia de defensa y seguridad en la que evita calificar a China de “amenaza” y apuesta por mantener vínculos con Pekín pese a los retos que presenta al orden internacional.
El documento hace hincapié en el peligro del expansionismo de Rusia, así como en la capacidad desestabilizadora de Irán y Corea del Norte. No obstante, dejaría la puerta abierta al diálogo con China y alerta sobre su “posición agresiva” en el Mar de la China Meridional y su profunda relación con Moscú.
El primer ministro británico, Rishi Sunak, destacó las medidas para vetar la inversión extranjera en sectores críticos como los semiconductores. El enfoque de Sunak ha llevado a críticas desde su propia bancada, mientras que la oposición laborista ha apostado por desarrollar una estrategia sólida que permita trabajar con China cuando convenga a los intereses del Reino Unido.