Carlos Alcaraz inició la defensa del título en el US Open con una hora de juego ante un Dominik Koepfer que se retiró tras lesionarse en el primer juego.
El vigente campeón exhibió nuevo modelo exclusivo sin mangas y demostró desparpajo cantando ‘Vagabundo’ de Sebastián Yatra en la central de Nueva York.
Carlos Alcaraz se atreve con todo a sus 20 años. No tiene miedo en una pista de tenis. Se siente como en casa en los grandes escenarios. No hay ninguno como el Estadio Arthur Ashe, la instalación fija de tenis más grande del mundo. “He sentido la misma energía que cuando gané el título hace un año”, proclamó el murciano, a sus 20 años defendiendo la que fuera su primera corona de Grand Slam, que ha adornado hace unas semanas cono la conquista de Wimbledon.
Vistió modelo exclusivo de ropa, volvió a lucirse sin mangas y calzó unas zapatillas vintage que usara en su tiempo John McEnroe. Hacía tiempo que no probaba con un estilo de bíceps al aire que identificó durante mucho tiempo a Rafa Nadal. Vestimenta sin complejos, tampoco los tuvo en la escasa hora que duró su encuentro.
Fue una noche extraña. Tan corta y rara que acabó como nadie hubiera imaginado antes de su inicio. El ex jugador y ahora entrenador estadounidense Brad Gilbert, que asesora técnicamente a Coco Gauff, también ejerce de comentarista. Hizo las preguntas de rigor al vencedor de un partido, pero dio un paso más.
Apuntó que en la grada estaba el cantante colombiano Sebastián Yatra, con quien el murciano jugó recientemente a tenis en este lugar, consolidando su buena relación. Y retó al tenista a que cantase algo. Tampoco se cortó para ello Alcaraz, que tarareó ‘vagabundo’ para alborozo de los 23.000 aficionados y del propio artista suramericano. Y se marcó incluso unos pasitos de baile. Juventud, divino tesoro.
Está listo para todo Carlos Alcaraz. Buena señal que sonría, que disfrute, que aisle todo lo posible la presión de exponer una corona tan importante. No hay tensión añadida por el número uno mundial, que ya sabe entregará a Novak Djokovic tras el torneo, el 11 de septiembre. El serbio no compitió en 2022, sólo suma puntos, no puede añadir a su cuenta el español ya que como mucho podría repetir los 2.000 de su triunfo en Nueva York. Pero la guerra sigue abierta por el nº 1 final de campaña.
También ayudo para la distensión que el encuentro apenas existió. Duró menos de cinco minutos realmente. En el octavo punto, el alemán Dominik Koepfer se torció el tobillo izquierdo. Pidió asistencia médica, el fisioterapeuta controló la articulación con un vendaje compresivo, pero a la hora decidió dejarlo.
En el marcador, 6-2, 3-2 para Alcaraz. 60 minutos de un simulacro. El zurdo Koepfer, 29 años y nº 75, ya había anunciado a su equipo que el dolor no remitía. Avisó a la jueza de silla que intentaría no abandonar porque era una central llena.
No tenía sentido para él porque la superioridad de Carlos Alcaraz era meridiana. Tan bien hubiera sido así ante un Koepfer en condicione porque el español mostró toque y un trepidante ritmo de pelota. Se le escapó la batalla de Cincinnati ante Djokovic días atrás, pero consolidó su juego para este nuevo reto.
Próximo episodio, este jueves ante el surafricano Lloyd Harris, 26 años y nº 177 mundial. En el cuadro gracias al ranking protegido de antes de que se lesionase, estuviese seis meses de baja en 2022 por una operación de muñeca.
Lejos aún del nivel que le llevó a los cuartos del US Open 2021, al puesto 31 de la clasificación ATP, Harris disputará su primer duelo con Alcaraz. “Nos conocemos, hemos entrenado juntos. Es un gran jugador”, apuntó el pupilo de Juan Carlos Ferrero.
Alcaraz está preparado para lo que toque. Ha llegado afinado al US Open.