Cada vez más, los especialistas hablan de la importancia de controlar y mantener niveles óptimos de vitamina D, un nutriente clave para el organismo que ya es considerado una hormona por su función en la regulación de muchos procesos metabólicos.
Es que más allá de su ya conocido papel en el mantenimiento del metabolismo óseo, en el último tiempo se conoció la relevancia de este nutriente en la inmunidad, como cofactor enzimático de varias reacciones inmunológicas.
El médico dermatólogo y especialista en medicina funcional Lucas Ponti (MN 130388), sostuvo que “esta vitamina/hormona interviene regulando muchos procesos y ofrece varios beneficios más allá de sus conocidas propiedades para prevenir la osteoporosis”.
Y entre sus propiedades enumeró:
- Ayuda a modular el sistema inmunológico (mejora parte de nuestras defensas).
- Mejora la diferenciación de algunas células de la piel, músculo y neuronas.
- Interviene en la regulación de un gen que codifica un sistema llamado renina/angiotensina/aldosterona por lo que puede prevenir y mejorar la hipertensión arterial.
- Disminuye la incidencia de diabetes tipo 1.
- Mejora la recuperación y fuerza muscular después del ejercicio.
- Por su efecto inmunomodulador, se vincula su deficiencia al empeoramiento y prevención de algunas enfermedades autoinmunes como lupus, artritis reumatoidea, hipotiroidismo, enfermedades del intestino, dermatitis atópica, hidradenitis supurativa y alopecia areata.
La hipovitaminosis D (cuando existen bajos niveles de vitamina D en sangre) termina siendo una de las principales causas de fracturas en adultos mayores. En este grupo etario, se asocia la deficiencia (niveles menores a 20 ng/ml) o la insuficiencia de vitamina D (niveles de 20 a 30 ng/ml) con caídas repentinas, súbitas, y no siempre causadas por factores mecánicos como puede ser el hecho de tropezar con un objeto. Si no que, más bien, se manifiestan como una sensación de debilidad muscular que conlleva a la caída, y con ello a una de las urgencias traumatológicas más frecuentes, como lo es la fractura de cadera.
Por lo tanto, es importante mantener adecuados niveles de vitamina D en sangre (mayores a 30 ng/ ml) para evitar estas caídas y a la vez prevenir el deterioro óseo que provocará una fractura frente al más mínimo traumatismo.
La manera de saber los niveles de vitamina D es mediante un dosaje de sus valores en sangre, por lo que Ponti recomendó “hacerse un análisis que mida ese valor mínimo una vez al año”.