El índice de masa corporal (IMC) es esa fórmula que muchos médicos, y muchos pacientes, utilizan para medir el estado de salud, aunque buena parte de los profesionales sanitarios lo ponen en duda desde hace tiempo.
Únicamente se utilizan el peso y la altura en metros al cuadrado para calcularlo, sin tener en cuenta el sexo, la edad ni la actividad física que realiza la persona. Todo lo que quede fuera del rango considerado normal por este baremo (18,5 y 24,9) se considera que no es sano.
Ahora, una investigación de la Asociación Dietética Británica (BDA, por sus siglas en inglés) ha encontrado que, en las personas mayores, estar dentro de lo considerado sobrepeso (entre 25 y 30) puede tener efectos protectores en su salud.
Mary Hickson, coautora de la revisión de estudios publicada el pasado noviembre, explica que, comparados con los grupos de edad más jóvenes, las personas entre 70 y 80 años tienen un riesgo menor de muerte si tienen un ligero sobrepeso. “Hay otros factores, como el ejercicio, que son más importantes”, asevera. Este hecho se conoce como la paradoja de la obesidad, que sostiene que el sobrepeso puede relacionarse con una mayor supervivencia en ciertos grupos de personas.
Las recomendaciones del IMC están basadas en los resultados en personas jóvenes, explica Naiara Fernández, coordinadora del grupo de nutrición de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG). Un índice de masa corporal entre 28 y 30, que puede indicar obesidad grado 1 en personas más jóvenes, se consideraría algo normal en cuanto al peso en mayores, por lo que realmente no sería sobrepeso, detalla la geriatra.
ener el IMC como único indicador del exceso de peso es un error, afirma Jesús Román, presidente del comité científico de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA). Los mayores pueden encontrarse dentro del rango normal, pero no tener casi masa muscular, lo que perjudica su salud, añade el nutricionista. Incluso pueden sufrir obesidad sarcopénica, que ocurre cuando se aumenta la masa grasa del cuerpo y disminuye la musculatura, algo muy habitual en este grupo de edad. Por eso, lo importante es realizares una valoración geriátrica integral, añade Fernández.
El problema de que una persona mayor realice una dieta restrictiva para perder peso es que, además de la grasa, puede disminuir también su musculatura. Esto puede llevar a que sea más frágil, se mueva peor y sea más propensa a caerse y lesionarse, explica Román. Un ligero sobrepeso puede tener una función de “acolchamiento” para evitar que se rompa el hueso si sufre una caída, amplía. En el caso de que necesite perder peso, lo adecuado es aumentar el gasto energético con ejercicio en lugar de reducir las calorías diarias, indica Jose Antonio Serra, jefe de geriatría del hospital Gregorio Marañón de Madrid.