Los vapeadores, también conocidos como cigarrillos electrónicos, han ganado popularidad como una alternativa aparentemente menos perjudicial que el tabaco convencional. Funcionan calentando un líquido que contiene nicotina, produciendo un vapor que se inhala. Aunque se comercializan como una opción más segura, se han planteado inquietudes significativas sobre su seguridad y sus efectos a largo plazo.
Otro fenómeno que ha ganado gran importancia es el uso de cigarrillos electrónicos o del llamado vapeo. La American Cancer Society informa que, aunque el término “vapor” puede sonar inofensivo, el aerosol que sale de un cigarrillo electrónico no es vapor de agua y puede ser perjudicial, dicho aerosol puede contener nicotina y otras sustancias adictivas que pueden causar enfermedades pulmonares, enfermedades cardiacas y cáncer.
Además, existe evidencia que indica que la nicotina, presente en la mayoría de estos dispositivos, causa daño al desarrollo cerebral de los adolescentes y su uso durante el embarazo también puede causar nacimientos prematuros y bebés con bajo peso al nacer.
Además, existen inquietudes sobre los efectos a largo plazo en la salud pulmonar y cardiovascular de los jóvenes que vapean. Aunque se necesita más investigación, algunos estudios han sugerido que el vapeo podría tener efectos adversos en el desarrollo pulmonar de los adolescentes.