Según el Instituto de Salud Mental de Estados Unidos, la enfermedad de Alzheimer es un trastorno cerebral progresivo e irreversible que destruye lentamente la memoria y las habilidades de pensamiento y, eventualmente, la capacidad de realizar las tareas más simples. Es la causa más común de demencia en adultos mayores.
Los síntomas del Alzheimer son cognitivos y conductuales, tales como problemas de memoria, de orientación, confusión, entre otros. Sin embargo, ¿qué es exactamente lo primero que se olvida? Dar respuesta a esta pregunta es muy importante para estar alertas a los primeros síntomas y permitir un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuados, que proteja la calidad de vida.
El doctor Alejandro Andersson, neurólogo y director médico del Instituto de Neurología Buenos Aires (INBA), explicó a Infobae: “Tener dificultades con las tareas cotidianas que se realizaban fácilmente, por ejemplo cocinar, algún trabajo o manejar la finanzas. Hay que prestar atención a las confusiones y desorientación en tiempo y espacio. Muchas veces ocurre que vienen los pacientes a la consulta, los trae la familia porque se desorientaron espacialmente, se perdieron en el barrio, en un lugar que conocían de forma perfecta.”
Otros signos son tener problemas en el lenguaje, no encontrar las palabras para una conversación. “Eso se llama anomia, no nos aparece la palabra, lo que interrumpe el discurso. También tener cambios en el juicio y en la toma de decisiones. Esto genera como un cambio de personalidad, no es lo más típico para el comienzo de Alzheimer pero sí puede aparecer más tardíamente en el principio de algunas demencias degenerativas de nuestra parte cognitiva, pero diferentes del Alzheimer, como la enfermedad de Pick u otras demencias prefrontales”.
Otro síntoma es perder cosas, objetos personales, por ejemplo, la billetera, el teléfono, etc. “A veces aparece un delirio medio paranoide porque los pacientes se imaginan que los robaron o acusan a alguien del hecho. También pueden tener dificultades para resolver problemas sencillos, como calcular la propina en un restaurante o manejarse con con el dinero. Después, cuando la enfermedad progresa, los pacientes se vuelven más retraídos, se aíslan y se comunican menos socialmente”, refirió Andersson. También problemas con la higiene diaria y cambiar palabras por otras como “palito para escribir” en lugar de “lápiz”.