Hace tiempo, el cigarrillo era el compañero infaltable de los héroes de cine, e incluso se mostraba a médicos fumando en hospitales en películas y publicidades. Sin embargo, desde hace años, sabemos con certeza que fumar es perjudicial para la salud.
La literatura médica de los últimos años presenta gran cantidad de publicaciones referentes a la correlación entre el tabaquismo y las enfermedades mentales. Así, por ejemplo, en un estudio examinó la correlación entre prevalencia en el consumo de tabaco, en individuos con diferentes patologías o frente a aquellos sin patología diagnosticada.
Un interesante trabajo canadiense reciente de Balbuena y otros colaboradores, en colaboración en particular con Doug Speed el Centro de Genética Cuantitativa y Genómica de la Universidad de Aarhus, señala esto ya de manera contundente sobre 350.000 muestras (datos ingresados), en términos estadísticos muestra la correlación entre tabaquismo y esquizofrenia, pero en particular, depresión y trastorno bipolar.
Este trabajo muestra de manera clara, con datos, que el tabaquismo causa enfermedades mentales y que fumar aumenta el riesgo de ser hospitalizado por una enfermedad mental en un 250%.
Uno de los elementos que fue determinado es que el tabaquismo precedía al diagnóstico de esas patologías. Así la media de comienzo de consumo de tabaco fue a los 17 años, mientras que la media en que la eran admitidos en unidades psiquiátricas era alrededor y posterior a los 30 años.