Según el informe “Planeta Vivo 2020” del Fondo Mundial para la Naturaleza, las poblaciones globales de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces sufrieron una disminución de 68% desde 1970.
Como explica la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el 75% de los cultivos a nivel mundial dependen de la polinización. Las frutas, hortalizas y semillas que se consumen diariamente existen gracias a la población de polinizadores, como las abejas.
Sin embargo, debido a la utilización de sistemas agrícolas agresivos que destruyen su hábitat natural, las granjas apicultoras, el uso de plaguicidas y el cambio climático, las abejas están desapareciendo.
La polinización es un proceso fundamental para la supervivencia de los ecosistemas, esencial para la producción y reproducción de muchos cultivos y plantas silvestres. Casi el 90 por ciento de las plantas con flores dependen de la polinización para reproducirse; asimismo, el 75 por ciento de los cultivos alimentarios del mundo dependen en cierta medida de la polinización y el 35 de las tierras agrícolas mundiales. Los polinizadores no solo contribuyen directamente a la seguridad alimentaria, sino que además son indispensables para conservar la biodiversidad.
Para crear conciencia sobre la importancia de los polinizadores, las amenazas a las que se enfrentan y su contribución al desarrollo sostenible, las Naciones Unidas declararon el 20 de mayo como Día Mundial de las Abejas.
El objetivo principal es proteger a las abejas y a otros polinizadores para que puedan contribuir de forma significativa a resolver los problemas relacionados con el suministro de alimentos en el mundo y acabar con el hambre en los países en desarrollo.
La ONU estima que en 2025 la población mundial aumentará en 2000 millones de personas, pero ¿habrá alimentos suficientes para todas las personas? El futuro dependerá del compromiso que adopten las sociedades, con hábitos de consumo sustentables y amigables con el planeta y todas las especies que lo pueblan.