Inicio con un tema que se debatió mucho en los medios mexicanos pero que en nuestra opinión no ameritaba tanta atención: la ausencia del presidente mexicano en la Cumbre.
Si bien la ausencia del presidente mexicano en Cumbre de las Américas en Los Ángeles CA ha sido motivo de polémica, disgusto y hasta de aprobación, dependiendo de los actores políticos y las diversas ópticas, hay tres razones objetivas de lo positivo de su ausencia:
1.- La experiencia de las salidas de AMLO a EU es que no genera posiciones de política exterior ya que en sus discursos predomina la agenda doméstica, sucedió en la ONU en NY y frente a Trump o Biden no ha articulado propuestas innovadoras, más bien son discursos tradicionales con mucha retórica (soberanía y respeto) y poco contenido, más para su audiencia nacional y Latinoamericana que para sus interlocutores internacionales o bilaterales en el caso de EU.
2.- En la reciente Cumbre, hubiera sido una presencia incómoda para el presidente Biden, por su papel de intentar un liderazgo regional y su simpatía no oculta hacia Trump a pesar de humillaciones y maltrato.
Por muchas razones desde la perspectiva estadounidense fue mejor su ausencia. Sus discursos y posicionamientos que pueden ser bienvenidos por algunos presidentes de la región (8 de ellos ausentes), pudieron causar ruido a los anfitriones.
3.- Nadie mejor que Marcelo Ebrard en llevar la representación del presidente mexicano. De maneras suaves pero firme, Marcelo es portavoz confiable del ideario político del Ejecutivo mexicano.
Además le permite brillar y demostrar sus cualidades diplomáticas y proyectarse como futuro Jefe de Estado. En un análisis objetivo de los y las contendientes actuales por la candidatura presidencial de Morena, Ebrard representa, a pesar de errores y equipo, el más sólido en preparación, moderación y equilibrio que podría unificar corrientes dentro y fuera del oficialismo, y quizá el más proclive a desprenderse de la hegemonía del presidente saliente ya con la banda presidencial en el pecho.
Desde nuestra perspectiva, en nuestra fundación promigrante AMERICASINMUROS la “Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección” firmada por 20 países que participaron en la Cumbre de las Américas en la metrópolis angelina, tiene varias lecturas: en primer lugar, la declaración tiene un énfasis disuasivo y de buscar mayor control de la migración, se indica que se busca limitar la migración irregular y combatir el tráfico de personas y en segundo lugar, se busca una responsabilidad compartida de los países que son destino y tránsito de migrantes como México, Guatemala, Costa Rica, Colombia, Ecuador y Chile entre otros.
EU contribuye con financiamiento y más visas de trabajo pero son insuficientes debido a la cantidad de personas necesitadas de empleo y desarrollo sustentable en los países de origen del flujo migratorio.
México tiene un gran reto ya que cada vez hay más migrantes que se quedan en territorio mexicano por el sellamiento de la frontera norte con
EU.
Hay voces en México que abierta o calladamente expresan preocupación cercana al trumpismo que les aterra la cantidad de migrantes que se quedan en México.
Soterradamente alimentan la xenofobia con impulsos muy parecidos a los conservadores antiinmigrantes de EU y de otros países: “es una invasión”, “no podemos crear empleos para mexicanos y ahora los extranjeros se apoderarán de los pocos nuevos empleos”, “algo debe hacer el gobierno para parar esa migración desenfrenada y sus caravanas” etc
En realidad países con menos de la mitad de la población de México como Colombia han acogido a más de un millón de venezolanos y están por regularizar a un millón más.
Se puede argumentar que es una migración más calificada, más preparada y de más fácil asimilación la diáspora venezolana pero en realidad hay un sentimiento defensivo y hasta xenofóbico en algunos sectores sociales mexicanos inclusive en una parte de la izquierda oficial.
En términos comparativos con Colombia, Perú y Ecuador, países con menor nivel de desarrollo que México han recibido cientos de miles de venezolanos, y en México tendríamos capacidad sobrada para recibir hasta 2-3 millones de migrantes centroamericanos, con una política coherente de redistribución geográfica de los migrantes y con políticas públicas adecuadas de integración y reinserción laboral.
Retomando la Declaración de la Cumbre de las Americas se percibe que se pretende movilizar a la región entera a adoptar medidas decisivas que transformen el enfoque de la gestión de las migraciones en el Continente Americano.
Sin embargo, los recursos que compromete EU son muy limitados para las necesidades actuales de generar desarrollo endógeno en los países expulsores.
La cantidad de recursos financieros anunciada por EU es irrisoria frente a la cantidad que se ha concretado para Ucrania por 40 mil millones de dólares versus menos de 500 millones aún sumando los aportes de Canadá y México.
Es decir, EU coopera si los gobiernos de los países de origen y tránsito de migrantes adoptan medidas concretas de corresponsabilidad en sus políticas públicas para generar arraigo y permanencia de sus pobladores evitando el éxodo masivo.
Pero esas medidas que se pretende asuman los países expulsores y de tránsito serán muy limitadas por no contar con recursos suficientes en un período de escaso crecimiento económico nada alentador, con gastos sanitarios por pandemia, inflación y entorno internacional desfavorable para exportar donde el único resorte positivo son las remesas procedentes de sus diásporas en EU.