Una afligida ciudad fronteriza ugandesa comenzó a enterrar a las víctimas del brutal ataque a una escuela perpetrado por presuntos rebeldes extremistas, que causó 42 muertos, la mayoría de ellos estudiantes, mientras las fuerzas de seguridad reforzaban la vigilancia a lo largo de la frontera con el inestable este de la República Democrática del Congo.
Una de las ocho personas heridas en el ataque del viernes por la noche, en el que murieron 38 estudiantes, falleció durante la noche, dijo Selevest Mapoze, alcalde de la ciudad de Mpondwe-Lhubiriha.
“La mayoría de los familiares han venido a recoger sus cuerpos” de la morgue, señaló.
Además de los 38 estudiantes, entre las víctimas hay un guardia escolar y tres civiles. Al menos dos de ellos, miembros de una misma familia, fueron enterrados el domingo.
Algunos estudiantes fueron quemados hasta quedar irreconocibles; otros murieron por disparos o a machetazos después de que militantes armados con pistolas y machetes atacaran la Escuela Secundaria de Lhubiriha, mixta y de propiedad privada, situada a unos 2 kilómetros (poco más de una milla) de la frontera con el Congo. Las autoridades ugandesas creen que al menos seis estudiantes fueron secuestrados y llevados como cargadores al interior del Congo.