El gobierno de Ucrania ha reivindicado su legado musulmán para construir su identidad nacional y abrirse a la comunidad islámica internacional, que hasta hora había sido cultivado principalmente por Rusia.
La mayoría de los aproximadamente 500,000 ciudadanos musulmanes que viven en Ucrania son de origen tártaro y la patria de este pueblo es Crimea, una península ocupada por Rusia desde 2014.
Kiev ha denunciado la persecución sistemática de la minoría musulmana por parte de las autoridades rusas en Crimea.
Con motivo del Ramadán, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, compartió una cena con los musulmanes y propuso intercambiar prisioneros de guerra musulmanes con Rusia, además de liberar unilateralmente a varios cautivos rusos de esta religión. Ucrania está buscando apoyo para su causa en países emergentes de África y Asia.
La comunidad musulmana de Crimea es una de las principales víctimas de la agresividad imperialista de Rusia, según la administración de Zelenski.