Los alumnos de primer curso se reunieron para empezar un nuevo año escolar en un pasillo subterráneo sin ventanas convertido en aula, hablando a borbotones de las mejores cosas de todo el mundo.
El lunes fue el primer día de clase para los estudiantes de Kharkiv, la segunda ciudad más grande de Ucrania, situada a sólo 40 kilómetros de la frontera rusa. También era el 558º día de la invasión rusa y, para proteger a los niños de la amenaza constante de los ataques aéreos, se han instalado aulas improvisadas por toda la extensa red de metro de la ciudad.
Más de 1.300 escuelas en zonas controladas por el gobierno ucraniano han sido destruidas desde el comienzo de la invasión en febrero de 2022, según UNICEF, que ha documentado una profunda pérdida de aprendizaje entre los niños ucranianos tras la destrucción de sus entornos seguros.
En Kharkiv, donde el lanzamiento y el impacto de misiles desde suelo ruso se miden en segundos, las clases online son ahora la norma. Por eso, las autoridades pusieron en marcha una iniciativa voluntaria para padres y alumnos que quisieran aprender en un aula física que complementara el aprendizaje por computadora y, al mismo tiempo, ofreciera un refugio a prueba de bombas. Los padres y profesores que asistieron al primer día de clase afirmaron que el programa era una buena noticia, ya que permitía a los niños tener una apariencia de educación normal e interacción social con otros estudiantes, incluso mientras las tropas rusas y ucranianas libraban batallas campales en la región.