La capital de Sudán, Jartum, se ha convertido en una ciudad fantasma debido a los combates entre el Ejército sudanés y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) paramilitares.
Los residentes entierran a sus seres queridos en los jardines de sus casas debido al peligro de moverse por las calles para llegar a los cementerios.
Las instalaciones sanitarias han sido gravemente afectadas, con numerosos ataques a centros de salud y la mayoría de los hospitales en las áreas de conflicto fuera de servicio. Los enfrentamientos han dejado un saldo de al menos 676 muertos y 5.576 heridos.
Los barrios de Jartum están vacíos, ya que los residentes han huido hacia áreas más seguras y países vecinos. Más de 936.000 personas han sido desplazadas, incluyendo 450.000 niños.
La vida en Jartum se ha detenido y los precios de los productos básicos han aumentado drásticamente. Los residentes luchan por sobrevivir en estas condiciones de guerra, con escasez de alimentos y agua.