El sistema sanitario de Haití se enfrenta a un caos sin precedentes producto de la violencia de las bandas armadas, que no han excluido de sus objetivos hospitales y farmacias, que destruyen, saquean e incendian como parte de su estrategia de terror.
La acción de las pandillas, además de generar el éxodo de la población de diversas áreas del centro de la capital, han causado la paralización de la actividad en centros de salud públicos y privados que atendían a los más pobres y desfavorecidos.
El mayor hospital público del país, el Hôpital Général, fue ocupado durante varias horas por bandas armadas, acción que se suma al incendio de comisarías y dependencias policiales, al asalto a las dos mayores prisiones del país y a los intentos de tomar el control del Palacio Nacional.
“Es una situación catastrófica. Asistimos a la destrucción sistemática del Estado-nación. Es la primera vez en la historia de Haití que grupos de bandidos deciden poner fin a la existencia de un país. Esta destrucción es algo que nadie podrá reconstruir”, declaró a EFE el doctor Ronald Laroche, director de una red de al menos 20 centros médicos en todo Haití.
El empresario dijo que le entristece ver que aún no se ha producido un levantamiento nacional ante esta situación y que los haitianos no acaban de ser conscientes de la dimensión de la catástrofe. “No tengo la impresión de que el mensaje haya llegado con suficiente claridad. El país está destruido”, añadió el médico.
La situación actual, con hospitales cerrados y producción lenta de medicamentos, agrava un sistema sanitario ya deficiente por el éxodo masivo de profesionales de la salud.