Francia vivirá hoy el primero de dos domingos consecutivos de movilizaciones contra la ley de inmigración aprobada en diciembre, convocadas por organizaciones sociales y sindicatos.
En total se prevén al menos una treintena de manifestaciones, en esta capital y en ciudades como Angers, Burdeos, Grenoble, Nimes, Rennes, Saint-Etienne y Tours, en muchos casos desafiando temperaturas congelantes.
Si bien se esperan a decenas de miles de personas en avenidas y calles del país, las mayores concentraciones y marchas pudieran materializarse el próximo domingo, tras el llamado realizado por 200 personalidades del mundo asociativo y gremial.
Los dos principales sindicatos, la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT) y la Confederación General del Trabajo (CGT), invitaron a rechazar la norma el 21 de enero, aunque seguramente tendrán representación hoy.
El objetivo de las protestas es denunciar una ley que no es la Francia de la solidaridad, la libertad, la igualdad y la fraternidad, la de vivir juntos en la cotidianidad, señaló la secretaria nacional de la CGT, Sophie Binet.
De acuerdo con la dirigente, la iniciativa adoptada el mes pasado tras un pacto entre el oficialismo y los conservadores refleja un país del discurso de odio, la estigmatización y la confrontación.
Ambas jornadas de movilizaciones tendrán lugar antes de que el Consejo Constitucional se pronuncie el 25 de enero sobre el apego o no de la ley de inmigración y sus artículos a la carta magna, el último paso previo a la promulgación por el presidente Emmanuel Macron.
El texto genera polémica al ser considerado por la extrema derecha una victoria ideológica, con medidas como la imposición de un depósito de garantía a estudiantes extranjeros para poder ser aceptados en universidades de Francia.
También restringe la reunificación familiar, la regularización de trabajadores indocumentados y el apoyo a quienes residen legalmente, por ejemplo en materia de alojamiento, y llama a reformar la Ayuda Médica del Estado a personas “sin papeles”, beneficio que la derecha quiere eliminar.