Los alrededores del Parlamento de Canadá están ocupados desde el 29 de enero por unos 400 camiones y centenares de manifestantes llegados de todos los puntos del país.
Ni las amenazas de multas, detenciones, confiscación de vehículos o retirada de la custodia de sus hijos están haciendo mella entre los manifestantes antivacunas que llevan casi dos semanas ocupando el centro de Ottawa con camiones pesados y proclaman que nadie les va a sacar de la ciudad.
“Nos vamos a mantener en nuestras trece. No nos vamos a ir”, explicaba desafiante, entre los aplausos de incondicionales, a un grupo de periodistas el controvertido político derechista canadiense Randy Hillier, que fue expulsado del Partido Conservador en 2019 por burlarse del padre de un niño autista.
Hillier y otro polémico político, Maxime Bernier, líder del Partido Popular de Canadá (PPC), habían convocado en Ottawa una rueda de prensa para presentar a algunos de los protagonistas de la protesta.