Los malienses votaron este domingo, con baja afluencia, una nueva Constitución impulsada por la junta militar gobernante, en medio de obstáculos y boicot masivo en las regiones norteñas y de medidas excepcionales en la zonas azotadas por el terrorismo.
El referéndum no se celebró en regiones septentrionales como Kidal, en el extremo norte del país, donde los movimientos políticos y militares locales rechazaron el contenido del proyecto constitucional que, en su opinión, sigue definiendo a Mali como un Estado centralizado, lo que no atiende a las peticiones de descentralización como solución a su problema regional.
“Los movimientos del Azawad, tanto los secesionistas como los unionistas, llamaron al boicot del referendo e impidieron la llegada de las urnas a las zonas que están bajo su control. Un 80 por ciento de la zona del Azawad (la mitad del territorio maliense) boicoteó la votación”, dijo a EFE el dirigente en la Coordinadora de los Movimientos del Azawad (CMA) Sayyid ben Bila.
En las regiones inestables, como la de Ménaka, donde el grupo Estado Islámico (EI) ocupa al menos cinco poblaciones, los votantes tuvieron que desplazarse de sus localidades, como solución excepcional, a la capital homónima para votar, según informaron por vía telefónica fuentes oficiales locales.
El EI controla varias localidades en esa región fronteriza con Níger, como Tidarméné, Inkadewane, Fazouane, Tin Amassine y Chemim. “La votación se desarrolló de forma fluida, pero los votantes tuvieron que desplazarse a la ciudad de Ménaka para hacerlo”, precisó una de las fuentes locales.