En 2018, un cuaderno anónimo recopiló testimonios de acoso sexual en el Parlamento Europeo, generando cambios prometedores en los protocolos de la institución.
Sin embargo, cinco años después, el Parlamento reconoce que todavía existen casos de acoso y que no se brinda suficiente apoyo y protección a las víctimas.
La falta de denuncias se atribuye a la vergüenza, el miedo a represalias, la desconfianza en el manejo de las denuncias y la falta de apoyo a las víctimas.
Aunque se estableció un comité consultivo para atender las quejas de acoso, las denuncias registradas son escasas.
El Parlamento ha recibido al menos 88 denuncias internas desde 2013, pero pocas resultaron en sanciones.
A pesar de los esfuerzos del movimiento “Me Too” en el Parlamento, las víctimas no se sienten seguras y demandan cambios tangibles, como psicólogos especializados y apoyo inmediato.
Aunque se han implementado medidas, las víctimas sienten que el proceso y las sanciones no son suficientes.
Aunque se espera mejorar la política antiacoso, no se anticipan cambios significativos debido a las fuerzas conservadoras en el Parlamento.