Indonesia, el mayor productor y exportador del mundo de aceite de palma, ha anunciado que 200.000 hectáreas dedicadas a plantaciones de esta materia prima serán devueltas al Estado para que las reconvierta en bosques.
“Las palmas aceiteras serán reubicadas y se replantarán otros tipos de árboles para que el aceite de palma se produzca en los lugares adecuados”, indicó la víspera a los medios de comunicación el secretario general para bosques del Gobierno, Bambang Hendroyono.
La decisión responde a unas normas divulgadas en 2020 por Indonesia para determinar la legalidad de las plantaciones, afectando a aquellas que tienen licencia pero operan en zonas protegidas y a las que no disponen de ella y se encuentran en áreas no protegidas.
En este segundo caso, podrán seguir cultivando por un plazo de 25 años tras pagar una multa.
El Gobierno todavía está catalogando qué plantaciones se encuentran en áreas designadas para bosques, y las que se estipule que están en zonas protegidas tienen que ser devueltas al Estado, abarcando un total de momento de 200.000 hectáreas, aunque la cifra puede aumentar.