Los disturbios que vive Francia desde la muerte el martes de un joven a manos de la Policía han proseguido con violentos saqueos y hasta 1.311 nuevas detenciones aunque su intensidad, según las autoridades, ha bajado parcialmente.
La crisis, sin embargo, no ha acabado y el país se prepara para una quinta noche de altercados el mismo día en que Nahel M., la víctima del abuso policial, fue enterrado en privado.
El Gobierno movilizará esta noche a 45.000 policías, el mismo número que ayer, aunque enviará unidades antidisturbios de refuerzo a tres ciudades que sufrieron un empeoramiento de la violencia: Marsella, Lyon y Grenoble.
El ministro del Interior, Gérald Darmanin, anunció el dispositivo en unas declaraciones en las que advirtió de la “firmeza” del Estado contra los alborotadores y recalcó la advertencia a los padres para que controlen a sus hijos menores de edad.