Esas medidas se incluyeron dentro de un proyecto de ley, contra la pedofilia, en la que se prohíbe exponer a menores de 18 años a pornografía y a cualquier contenido que fomente el cambio de sexo y la homosexualidad.
El Parlamento de Hungría aprobó con los votos del partido gobernante Fidesz, del ultranacionalista Viktor Orbán, una polémica normativa que, entre otros aspectos, prohíbe hablar sobre homosexualidad en los programas escolares y que ha sido calificada de “homófoba” por la oposición progresista.
Según la oposición progresista, colectivos de defensa de los derechos LGTB+ y la prensa que no está controlada por el Gobierno, la ley aprobada es especialmente dañina porque equipara la homosexualidad con la pedofilia.
Los partidos de la oposición de izquierda, entre ellos los socialistas, la formación Párbeszéd (Diálogo), la Coalición Democrática y los ecologistas del LMP, decidieron no participar en la votación, mientras que la formación opositora de derechas Jobbik respaldó la normativa.