El papa Francisco viaja este viernes a Marsella (sureste de Francia) para alertar del drama que viven los migrantes en el Mediterráneo, en pleno debate en Europa sobre la acogida de refugiados.
Desde Venezuela a Centroamérica y México, pasando por Estados Unidos, África y Oriente Medio, los migrantes son una prioridad para el pontífice, que suele expresar el dolor por las tragedias que sufren.
“El Mediterráneo es un cementerio. Pero no el más grande: el cementerio más grande es el norte de África”, advirtió el jesuita argentino de 86 años a la prensa en agosto.
La ruta del Mediterráneo está considerada como la más peligrosa del mundo. Más de 28.000 migrantes han desaparecido en sus aguas desde 2014 al querer alcanzar Europa desde África, según la OIM.
A esos migrantes muertos en el mar, el sumo pontífice rendirá homenaje ante un memorial próximo a la basílica de Notre Dame de la Garde, conocida como la “Buena Madre”, en uno de los momentos más esperados de su viaje.