El gobierno francés busca convencer a los sindicatos de negociar sobre temas importantes, como el poder adquisitivo y los servicios públicos, pero excluyendo las pensiones, que han generado una crisis política y social en el país.
A pesar de que los sindicatos se oponen a retrasar la edad mínima de jubilación actual de 62 a 64 años, el portavoz del gobierno Olivier Véran cree que se reunirán pronto para discutir otros temas importantes.
Sin embargo, esto choca con los planes de las centrales sindicales que convocan su décima jornada de movilización contra la reforma de las pensiones.
Además, los paros en el transporte público y la producción de energía continúan, y existe un riesgo de altercados al margen de las manifestaciones.
El gobierno asegura que la ley de pensiones pasará por el Consejo Constitucional y que es necesario discutir otros temas fundamentales con los sindicatos.