El director adjunto del Museo Británico, Jonathan Williams, ha decidido seguir los pasos de su superior, Hartwig Fischer, y dimitir después del escándalo que estalló en agosto tras la investigación sobre el paradero del patrimonio robado a la institución.
Así lo ha confirmado un portavoz del Museo Británico después de la publicación de una revisión independiente de los aproximadamente 2.000 artículos de la colección desaparecidos, robados o dañados. La polémica le costó el puesto a Fischer.
El exdirector de la institución se comprometió a encontrar una serie de artículos robados del museo en 2021 que comenzaron a aparecer en portales de venta por Internet. Entre ellos, había numerosas joyas de oro, piedras semipreciosas y vidrios que datan del siglo XV a.C. al siglo XIX d.C.
La investigación parecía haber sido zanjada de forma satisfactoria hasta que el marchante de arte neerlandés Ittai Gradel denunció que no todos los artículos del museo habían sido recuperados y le aseguró a Williams que uno de los vendedores era un trabajador del museo.
Fischer, que ocupó el cargo de director de la institución desde 2016, llegó a acusar al marchante neerlandés de “tener muchos de estos artículos en su posesión”, unas declaraciones de las que finalmente se retractó en su anuncio de dimisión.