El mar Rojo se ha convertido en escenario de conflicto en las últimas semanas con ataques de los insurgentes hutíes del Yemen a navíos que navegan por la zona, en una escalada de tensión que vive un nuevo capítulo con los bombardeos lanzados este viernes por tropas de EEUU y Reino Unido contra Yemen.
¿Qué está pasando?
Desde mediados de noviembre, rebeldes hutíes han atacado más de una veintena de buques comerciales en el mar Rojo por su vinculación con Israel, en una muestra de apoyo a los palestinos en la guerra de Gaza y en un intento de presionar económicamente a Tel-Aviv.
La importancia del mar Rojo -delimitado al norte por el canal de Suez y al sur por el estrecho de Bab el Mandeb- es capital para el comercio global: por sus aguas navegan más de 19.000 cargueros anualmente, lo que supone el 11 % del tráfico marítimo global, además de ser el camino más rápido entre los puertos asiáticos y el Mediterráneo.
También tiene un peso específico en materia de aprovisionamiento energético, ya que por esta zona pasa en torno al 12 % del suministro de crudo mundial y el 8 % del gas natural licuado (GNL) transportado por vía marítima, por lo que la interrupción del paso de buques supone un trastorno para países importadores de energía.
Por el momento se calcula que el tráfico de mercancías en la zona se ha reducido en un 46 % en las últimas semanas.
De hecho, EEUU y Reino Unido justifican su intervención precisamente como fórmula para responder a un “desafío internacional” lanzado por los hutíes, que amenaza el comercio global. Por el momento ya se ha detectado que numerosas navieras están cambiando sus rutas y se percibe un aumento de los precios, con las implicaciones que ello tiene para toda la cadena.