A medida que las tropas de Israel avanzan hacia el sur de la franja de Gaza se repiten situaciones dramáticas entorno a los hospitales.
Después de que el ejército israelí rodeara e irrumpiera en los principales centros sanitarios del norte de Gaza en las primeras semanas de su operación terrestre sobre la franja, estos días le ha llegado la hora al hospital de los Mártires de Al Aqsa, el mayor complejo que continúa operativo en el centro del enclave.
Más de 600 pacientes y la mayoría de su personal médico se han visto obligados a abandonar sus instalaciones, situadas en la ciudad de Deir al Balah, ante “la intensificación de las hostilidades”, según denunciaba el domingo la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Un día antes, el personal de Médicos Sin Fronteras se vio obligado abandonar el mismo hospital y horas después le siguió el equipo médico de urgencias del grupo de ayuda Comité Internacional de Rescate y la organización benéfica Ayuda Médica para los Palestinos.
Solo quedan cinco médicos en el hospital, que trabajan en unas condiciones muy precarias y sin comida, según afirma el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, cuyo equipo visitó el complejo el domingo.
Su personal vio “escenas repugnantes de personas de todas las edades siendo tratadas en suelos manchados de sangre y caos en los pasillos”, añadió el jefe de la agencia de la ONU. “El baño de sangre en Gaza debe terminar”, exigió.
En los últimos días, el número de pacientes con traumatismos se ha más que doblado en comparación a los días previos. Las autoridades sanitarias de Gaza dijeron la mañana de este lunes que 73 cadáveres y 99 heridos fueron llevados al hospital tan sólo en las últimas 24 horas.