Miles de delegados de toda China se reúnen esta semana en Beijing para asistir al evento político anual más importante del país.
En este evento, los líderes darán a conocer sus planes para dirigir la segunda mayor economía del mundo durante el próximo año e intentarán disipar la creciente preocupación por los retos a los que se enfrenta.
Proyectar confianza será probablemente una de las prioridades del líder chino, Xi Jinping, y de sus altos cargos del Partido Comunista durante este evento coreografiado de varios días de duración, conocido como las “dos sesiones”, en las que se reúnen el poder legislativo y el máximo órgano consultivo de China.
La reunión, en gran medida ceremonial, adquiere este año mayor importancia, ya que la economía china se ha visto sacudida por la crisis del sector inmobiliario, la abultada deuda de los gobiernos locales, la deflación, la caída del mercado bursátil y las fricciones tecnológicas con Estados Unidos, todo lo cual alimenta las dudas sobre si el país perderá fuelle antes de alcanzar su objetivo de convertirse en una potencia mundial desarrollada.