El Ejército birmano llevó a cabo un bombardeo contra un acto de la oposición en la región noroccidental de Sagaing, dejando al menos 165 personas muertas, incluyendo 19 niños, y 30 heridas.
El ataque se produjo durante la inauguración de una oficina administrativa del Gobierno de Unidad Nacional (NUG), que se autoproclama como la autoridad legítima de Birmania y es objeto de bombardeo.
La cifra de fallecidos se eleva a 168 según clínicas de la zona administradas por el movimiento de desobediencia civil surgido tras el golpe.
La escalada de violencia responde a la proclamación del líder de la junta golpista de “aplacar con firmeza” a la resistencia, con el foco en el NUG y en su brazo armado.
La comunidad internacional, incluidos EE.UU., la Unión Europea y la ONU, condenó el ataque en Sagaing.