Un ataque de tiburón en una zona exclusiva del puerto de Sydney, capital de Australia, no lejos de la icónica Ópera de la ciudad, hizo que las autoridades hicieran llamados a los nadadores para que eviten el agua al amanecer y al anochecer, cuando los agresivos tiburones toro están más activos.
Una mujer, identificada por los medios locales como Lauren O’Neill, fue atacada este lunes por la noche después de darse un chapuzón en un muelle privado en la exclusiva zona residencial de Elizabeth Bay.
El análisis experto de la mordedura sugiere que pertenece a un tiburón toro, una especie común que puede crecer hasta 3,5 metros de largo y es un visitante frecuente de las aguas más cálidas del puerto en esta época del año.
El puerto de Sídney es fundamental para la vida de una ciudad de más de 5 millones de habitantes, como medio para los desplazamientos diarios al trabajo y a las playas locales, y como lugar para explorar y divertirse los fines de semana.
El ataque de este lunes por la noche fue el primero en el puerto de Sydney desde 2009, cuando un tiburón toro le arrancó el brazo a un buzo de la Armada australiana cerca de Green Island.
Mientras se ponía el sol este lunes, O’Neill, una kayakista, estaba en el agua cerca de un muelle privado cuando un tiburón toro le hundió los dientes en la pierna derecha.
El testigo Michael Porter le dijo a Sky News, afiliada de CNN, que acababa de regresar del trabajo cuando escuchó un “suave grito pidiendo ayuda” a través de la ventana delantera.
Salió corriendo y encontró a O’Neill aferrada a una escalera adjunta al muelle, rodeada de agua teñida de rojo con sangre.
“Fue como la peor película de terror que jamás hayas visto”, dijo Porter a Sky News.
La veterinaria local Fiona Crago también escuchó sus gritos y corrió al muelle con dos vendajes de compresión que usó para envolver la herida y detener el flujo de sangre.
“Estaba gravemente mutilada en la pierna derecha y estaba perdiendo mucha sangre”, dijo.
“Mis vecinos fueron increíbles… la gente a su alrededor la tranquilizaba. De hecho, permaneció consciente durante todo el calvario. Fue muy valiente. Además muy educada. Le decía ‘gracias’ a la gente”, dijo Crago.