Mientras México y Estados Unidos afirman que hay una reducción del flujo de migrantes en su frontera ante una mayor vigilancia, miles de indocumentados toman cada vez más riesgos en los desiertos del norte mexicano para burlar los crecientes controles de migración.
El caso más reciente ocurrió apenas el martes, cuando autoridades hallaron a cuatro migrantes de Colombia y Venezuela que quedaron atrapados en las dunas de Samalayuca, en el desierto de Chihuahua, donde se perdieron al intentar evadir el control militar del sur de Ciudad Juárez, en la frontera con El Paso, Texas.
El hecho ilustra que ahora miles de migrantes optan por desafiar el desierto de Chihuahua y caminar más de 400 kilómetros de carretera y dunas en la recta final de su recorrido a Estados Unidos para eludir los crecientes retenes en México, que reporta más de 32 mil militares en tareas migratorias en las fronteras.
El Gobierno de México ha reforzado este año los controles tras el aumento del 77 por ciento en la migración irregular en 2023, cuando detectó más de 782 mil migrantes en esta situación.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, aseguró el mes pasado que los encuentros diarios de migrantes en la frontera con Estados Unidos cayeron casi un 55 por ciento de diciembre a marzo.