El fenómeno de “nearshoring” o relocalización de cadenas trae inversiones históricas a Ciudad Juárez, en la frontera norte de México, donde han crecido en 40 % las propiedades alquiladas por extranjeros, pero aleja el acceso a la vivienda para los obreros locales, cruciales para las fábricas.
Mientras los constructores se enfocan en este nuevo nicho de extranjeros, dejan de lado a los trabajadores de la ciudad, quienes por los bajos salarios ya no pueden adquirir una vivienda como en años pasados.
“Históricamente nunca ha llegado tanto dinero como el que está llegando y el que va a llegar a Juárez”, expresa en entrevista Benjamín Fuentes, uno de los inversionistas de un nuevo proyecto diseñado para extranjeros.
“Ahorita la mayor parte de la industria se está enfocando en regionalizar y Juárez está muy cerca de Estados Unidos y ya tiene muy aceptada esta cultura de este tipo de industria y por eso todos los proyectos se están viniendo para acá”, destaca.
El inversor reconoce que las propiedades se encarecen ante la llegada de profesionales asiáticos y estadounidenses por la instalación de nuevas fábricas que antes estaban en Asia.