El hackeo del grupo Guacamaya a los servidores de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) reveló una serie de correos que evidenciaron la nula intervención de las fuerzas de seguridad en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, en complicidad con el grupo criminal Guerreros Unidos.
La Sedena recibió, vía correo electrónico, al menos diez denuncias, algunas con fotografías, respecto a los movimientos de la delincuencia organizada en la zona, pero no hubo respuesta de las fuerzas de seguridad.
Los documentos detallaron que grupos armados habían regresado a patrullar un pueblo en Apipilulco, sin ser molestados por las autoridades, y que miembros de Guerreros Unidos se reunían en el zócalo de Cocula, Guerrero.
Además, se informó de la posible ubicación de Johnny Hurtado Olascoaga, alias “El Pez”, líder de la Familia Michoacana, pero no se llevó a cabo ningún operativo para su detención.
La investigación del caso sostiene que el comandante del 27 Batallón de Infantería de Iguala habría ordenado el asesinato y desaparición de seis normalistas que permanecían con vida hasta cuatro días después de la privación de su libertad en una bodega de Pueblo Viejo.