El presidente paraguayo quiere que se restablezca la “normalidad” en la relación bilateral en torno a la hidroeléctrica. Habla de “injusticias históricas” y que defenderá los intereses paraguayos.
La tensión diplomática entre Paraguay y Brasil parece crecer día a día a medida que las negociaciones por la tarifa de la represa Itaipú -una de las más grandes del mundo- parecen estar detenidas. “Por primera vez en mucho tiempo nuestro vecino encontró un verdadero contrapeso en las negociaciones”, dijo el presidente paraguayo Santiago Peña al diario Última Hora y agregó que trabaja en ese sentido “en defensa de los intereses paraguayos”.
“El proceso de negociación sigue su curso. Como es normal en cualquier negociación diplomática, hay marchas y contramarchas, pero la posición paraguaya es clara y firme, en defensa de lo que al país le conviene”, remarcó Peña.
Para el presidente paraguayo “el punto de partida debe ser volver a la ‘normalidad’ en la usina mientras duren las negociaciones; de hecho, mi propio colega el apreciado Lula da Silva, en una declaración histórica de 2009 con el entonces presidente (Fernando) Lugo, había establecido los parámetros que debían regir la gestión de la empresa binacional hasta el año 2023, parámetros que serían considerados ‘la normalidad’ hasta la renegociación del Anexo C y que prevén muchos puntos valiosos para rectificar algunas injusticias históricas de la represa”, señaló.
Asunción pretende que previo a la negociación de fondo “se vuelva a la normalidad pre-2022 y se cumpla con lo que el propio Lula allá en 2009 aceptó como bases fraternas y equitativas en la relación Paraguay-Brasil en Itaipú”. “Paraguay, con su equipo negociador y el presidente a la cabeza, peleará firmemente por lo que más conviene al país”, subrayó Peña.
El hecho ha ocasionado una tensión diplomática inédita entre ambas naciones. El presidente paraguayo ha declarado en otra oportunidad que si Brasil no acepta sus condiciones, su país puede vender el excedente a otros interesados a un precio adecuado.