“La situación del país es demasiado grave para que perdamos nuestro tiempo jugando a las sillas musicales a la cabeza del Estado”, denunció Ariel Henry.
El Primer ministro haitiano, Ariel Henry, justificó su permanencia en el poder ante el vacío jurídico que cumple siete meses tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse, estimando que la crisis en el país no permite distracciones políticas.
Desde julio, el mandatario sufría ya una falta de legitimidad, al no haber sido instalado oficialmente en su cargo dado que Moïse lo nombró penas dos días antes de su asesinato.
Hoy, sus detractores impugnan su permanencia en el puesto después del 7 de febrero, fecha en que se celebra el traspaso del poder presidencial. La Constitución haitiana fija esta fecha en recuerdo de la caída de la dictadura de los Duvalier de 1986.
“Nadie tiene ni la autoridad ni el derecho de reunirse en un hotel o en el extranjero para decidir, en ‘petit comité’, quién será presidente o Primer ministro”, criticó el jefe de Estado, llamando al diálogo en Haití.