El coronavirus no cede en Argentina y ya deja más de 93.000 muertos, mientras crece la polémica luego de que el Gobierno decidiera que solo podrán ingresar al país vía aérea un máximo de 600 pasajeros diarios, lo que ha generado un fuerte malestar en las aerolíneas y en los argentinos que quedaron varados en el exterior.
La reducción del 70 % en el cupo de personas que pueden ingresar al país rige hasta el 9 de julio próximo, aunque no hay certeza de que se revierta ese día, y se suma a que las fronteras siguen cerradas al turismo extranjero y se mantienen suspendidos los vuelos provenientes del Reino Unido, Chile, Brasil, la India, los países de África y Turquía.
La decisión se tomó para retrasar lo más posible el ingreso de la nueva variante Delta, que en Argentina aún no tiene circulación comunitaria, y debido a que solo un 32 % de las personas que ingresan al país cumple con la cuarentena obligatoria.
Para las aerolíneas, este cupo a los vuelos internacionales se trata de una medida sorpresiva y única en el mundo.