Al menos 42 personas han muerto y 31.000 familias han resultado afectadas por las lluvias en Bolivia. Las cifras corresponden a un cómputo oficial desde noviembre pasado, pero que en los últimos días ha crecido “de forma considerable” debido a la intensidad de las precipitaciones, según los últimos datos proporcionados por el viceministro de Defensa Civil, Juan Calvimontes.
Adicionalmente, se reportó la destrucción completa de 837 viviendas y graves daños a otras 519 casas en todo el país. Las autoridades de los municipios afectados continúan informando a los medios el aumento de daños y damnificados.
Además, cerca de 800 personas han sido evacuadas de forma aérea, terrestre o fluvial por los estragos causados por las lluvias en las carreteras o en poblaciones vecinas a ríos.
Las inundaciones han golpeado tanto en la zona andina como en la Amazonia y en los valles del centro país, pero los departamentos en alerta roja con riesgo de desastres son La Paz y Pando, cuya capital es la ahora inundada Cobija.
El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) confirmó, además, que “las precipitaciones de febrero han superado por mucho los niveles históricos, especialmente en los departamentos de La Paz y Potosí”.
En el departamento de La Paz, hay 23.373 familias afectadas o damnificadas, lo que corresponde al 80 % del total nacional.
Pese a las peticiones del Gobierno para que la ciudad de La Paz sea declarada en situación de desastre, el alcalde Iván Arias, de línea opositora, descartó tomar esa medida porque están haciendo, según dijo, los trabajos necesarios para controlar las cuencas.