América Latina enfrenta un aumento de enfermedades transmitidas por mosquitos, como el dengue y el chikunguña.
A pesar de los esfuerzos de los gobiernos y las organizaciones sanitarias para prevenirlas y controlarlas, los casos se multiplican por la crisis climática y los sistemas sanitarios debilitados tras la COVID-19.
El principal vector de estas enfermedades es el mosquito Aedes aegypti, presente en zonas tropicales y subtropicales del continente, responsable de la explosión de casos en las últimas cuatro décadas.
En Brasil, hasta el 24 de abril, se habían registrado 864.147 posibles casos de dengue (405 casos por cada 100.000 habitantes).
En Argentina, el Ministerio de Salud reportó hasta el 16 de abril 56.324 casos de dengue confirmados y 39 fallecidos notificados al Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud.
En Colombia, según el último boletín epidemiológico del Instituto Nacional de Salud (INS), en lo que va de año ya han sido contabilizados más de 28.000 casos de dengue, y la enfermedad está presente en los 32 departamentos del país.
Bolivia acumula 69 fallecidos por dengue y 20.998 casos de esa enfermedad, la mayoría de ellos (13.952) en la región oriental de Santa Cruz, según el último reporte del Ministerio de Salud.
Entretanto, Paraguay enfrenta una epidemia de chikunguña, con 72.022 diagnósticos confirmados, superando a Argentina (1.278 casos), Bolivia (593 casos) y Colombia (15 casos). En cuanto al dengue, solo se tiene constancia de 2.245 casos a fecha 15 de abril.
Centroamérica aún no tiene preocupaciones por la incidencia del dengue y el chikunguña, ya que los casos registrados son pocos.
La pandemia ha debilitado la lucha contra estas enfermedades, ya que los recursos destinados a la prevención, el monitoreo y el tratamiento de estas enfermedades se vieron reducidos en muchos países de la región.