“Los soldados quemaron mi casa. No sé por qué motivo lo hicieron. Nosotros no teníamos armas. No teníamos nada”, relató este martes María Avilés Torres, una indígena ixil que perdió a sus padres y tres hermanos asesinados por el Ejército de Guatemala, en el juicio por genocidio en contra del general retirado Manuel Benedicto Lucas García.
María Avilés Torres, ahora de 63 años, narró en su idioma natal que los militares llegaron en enero de 1982 a su hogar en San Juan Cotzal, municipio del departamento (provincia) de Quiché, situado unos 250 kilómetros al norte de la Ciudad de Guatemala, y quemaron sus mazorcas y su ropa.
Junto a María rindió testimonio su hermana menor, Juana, de 59 años. Ataviadas con la indumentaria indígena, explicaron en su idioma que los militares ingresaron a su hogar y asesinaron a sus padres Diego Avilés y Catarina Cruz Torres.
“Primero”, a la madre de ambas, “la violaron, la mataron y luego la quemaron”, aseguraron las hermanas, con cierta dificultad dada la carga emotiva y apoyadas en un intérprete.
Las hermanas se salvaron de morir ya que se encontraban lejos de su vivienda en ese momento, trabajando como agricultoras en un campo de siembra de maíz.
El testimonio tuvo lugar este martes en el juicio por genocidio que enfrenta Lucas García, de 91 años, acusado de dirigir entre 1981 y 1982 operaciones militares en el noroeste de Guatemala, donde murieron más de 1.770 indígenas a manos del Estado.