El consorcio chino Ecuacorriente, que opera Mirador, la mina más grande de Ecuador, descartó un posible desastre ambiental similar al de Brumadinho, en Brasil, por una eventual rotura de sus presas de relaves mineros, y aseveró que sus depósitos de relaves son sólidos y construidos con diversos estudios técnicos.
La empresa reaccionó así a los reportes e informes de organizaciones ambientalistas y defensoras de derechos humanos que, a finales de octubre pasado, presentaron estudios técnicos que apuntaban a un posible riesgo de colapso y ruptura de las dos presas de relaves que acumulan los desechos de su producción de concentrado de cobre.
Dichas organizaciones advertían que el eventual colapso de las represas causaría -según las proyecciones de este estudio- una ola de materiales tóxicos que arrasaría con lo que se encontrase a su paso durante varios kilómetros, incluidas varias comunidades indígenas que viven en las cercanías y que tendrían apenas unos minutos para intentar evacuar.
Al descartar tajantemente un posible colapso, César Vásquez, gerente del departamento de Depósitos de Relaves, aseguró que el caso de Brasil fue totalmente diferente, pues fue construido con “metodologías que no se validan en la actualidad”.
La que se usa en Mirador “es la más segura (aguas abajo) y con los materiales más resistentes (roca y estériles de tapa de mina), explicó en un recorrido por la mina, al que EFE fue invitada, y en el que se apreciaba el depósito de relave Tundayme (sur) y el de Quimi (norte), el más antiguo, que está en desuso desde 2021 y prácticamente seco.