Los líderes de la izquierda latinoamericana en el poder se están encontrando con serias dificultades para sacar adelante las ambiciosas reformas estructurales de sus Gobiernos. La debilidad de los apoyos políticos que les permitieron alcanzar el poder y la fragmentación de la representación parlamentaria son los principales motivos.
En Chile, Gabriel Boric no ha logrado que el Congreso aprobara la reforma tributaria y, lo que es más grave, el proyecto de carta magna emanado de la Convención que iba a sustituir a la Constitución emanada de la dictadura de Augusto Pinochet.
El mandatario colombiano, Gustavo Petro, también tiene problemas para impulsar las reformas de la salud, laboral y de las pensiones. La desconfianza de los grupos parlamentarios que le apoyaban le ha obligado a hacer una profunda reestructuración de su gabinete, la segunda desde que asumió la Presidencia, hace apenas nueves meses.
Y en México, Andrés Manuel López Obrador tampoco ha logrado sacar adelante la militarización de la Guardia Nacional, la reforma del organismo electoral y la modificación del marco normativo en materia energética que proponía.