La correísta Luisa González y el empresario Daniel Noboa se quitaron los chalecos antibalas para el único debate de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Ecuador, un cara a cara con un formato poco fluido, dos oratorias muy contrapuestas y un reducido intercambio de puyas afiladas pero sin excesiva contundencia.
Estas fueron las claves del esperado debate electoral, que se produce a dos semanas de la votación para culminar un proceso electoral marcado por la crisis de inseguridad y una ola de violencia exacerbada que se atribuye al crimen organizado y que tuvo su episodio más álgido en el asesinado el pasado 9 de agosto del candidato presidencial Fernando Villavicencio.
1.- SIN CHALECOS ANTIBALAS. Tanto González como Noboa llegaron a los estudios de televisión donde se celebró el debate con los chalecos antibalas que acostumbran a llevar por seguridad en los actos públicos luego del asesinato de Villavicencio, pero ambos se lo quitaron para mantener el cara a cara, que se prolongó durante unas dos horas.
2.- FORMATO POCO FLUIDO. Después del confuso formato donde debatieron siete de los ocho candidatos de la primera vuelta, el cara a cara daba pie a una mayor fluidez para mantener un diálogo entre González y Noboa, lo que se vio dificultado por los cuatro bloques temáticos y las preguntas y contrapreguntas de cuyas formulaciones los postulantes no se podían exceder.
3.- A DOS RITMOS. El debate transcurrió a dos velocidades, una en función de cada candidato, pues González se caracterizó por intervenciones más intensas y emotivas, mientras que Noboa mantuvo un tono muy calmado y un discurso mucho más pausado.
4.- PUYAS HASTA PARA LASSO. En medio del sosiego que caracterizó al debate no faltaron algunas puyas que se lanzaron ambos candidatos e incluso hasta para el actual presidente, el conservador Guillermo Lasso, a quien González culpó de la ola de violencia del crimen organizado y del desabastecimiento de hospitales.