El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, retomó el proceso de reconocimiento de tierras indígenas paralizado por el anterior mandatario, Jair Bolsonaro.
En el Campamento Tierra Libre, Lula declaró que legalizará las tierras indígenas y que necesitan a los indígenas como guardianes de la selva para alcanzar el compromiso del gobierno de deforestación cero en la Amazonía para 2030.
Firmó un decreto que regulariza seis nuevas tierras indígenas en distintos estados brasileños, que suman unas 560,000 hectáreas a las ya reconocidas.
Las tierras indígenas habitan alrededor del 14% del territorio brasileño, y la mayoría es reserva medioambiental.
Lula criticó las políticas de Bolsonaro para promover la explotación de minerales y otras actividades económicas.
La actividad minera y la contaminación de ríos han afectado la alimentación de los indígenas y han provocado casos de desnutrición grave.
El cacique Raoni, junto a Lula, pidió la oposición al Marco Temporal, que reconoce como tierras indígenas sólo las ocupadas por los pueblos originarios en 1988.