El Parlamento boliviano aprobó una ley que permite que el Banco Central venda 21 toneladas de sus reservas de oro, equivalentes a unos 1.260 millones de dólares. Esta suma servirá para pagar los vencimientos de la deuda externa y respaldar el tipo de cambio, que en este momento se halla bajo amenaza.
Bolivia sufre turbulencias financieras desde febrero, cuando las autoridades económicas comenzaron a racionar la entrega de dólares a los bancos alegando que se había presentado una “demanda inusitada” de esta divisa por parte del público.
La respuesta de los mercados internacionales a la tramitación de esta ley en la Asamblea Legislativa ha sido positiva, aunque Bolivia no tiene muchas posiciones en ellos. Los bonos soberanos del país subieron ligeramente de valor y también se reportó una leve disminución del riesgo país.
La llamada “ley del oro” también autoriza al Banco Central a comprar el metal producido por los mineros bolivianos, hacerlo refinar y venderlo en los mercados internacionales para obtener dólares, que se ha convertido en el bien más escaso en el país. Se requerirán varios meses para que este proceso se ponga en marcha. La ley ordena que se mantenga una “reserva estratégica” con las otras 22 toneladas de oro que posee Bolivia, las cuales no se podrán vender. Esta limitación, cuyo cumplimiento se auditará cada cuatro meses, fue la respuesta del oficialismo a las objeciones de la oposición parlamentaria a la ley. Esta fue descrita por los opositores como una licencia para “despilfarrar” lo último que quedaba de las reservas internacionales bolivianas y como un “parche” que no parará la sangría de divisas que sufre el país.
Cabe recalcar que el Banco Central no publica el estado de sus reservas desde el 8 de febrero; en ese momento, ascendían a 3.538 millones de dólares, el 9% del PIB. La mayor parte de esta suma estaba constituida por 43 toneladas de oro, que la legislación no permitía tocar sin permiso expreso del Parlamento. A partir de ahora, este permiso ya no será necesario.