Para Maria Semionova y su pareja, todo empezó con una llamada a su puerta, pocos días después del inicio de la campaña de movilización militar para el conflicto de Ucrania, decretada por Vladimir Putin en septiembre de 2022.
Su novio, cuya identidad la AFP no revela por razones de seguridad, estaba aún somnoliento cuando le entregaron los papeles del reclutamiento. Tras seis semanas de entrenamiento, fue enviado a combatir a Ucrania.
“Recuerdo ese día como si fuera ayer, estaba temblando”, cuenta esta moscovita de 26 años, cuyo cuerpo se tensa al evocarlo.
Incapaz de concentrarse, tomó una semana de permiso y acabó dejando su trabajo.
A medida que se acerca el segundo aniversario del conflicto en Ucrania, los familiares de los hombres movilizados en Rusia reclaman cada vez más abiertamente su regreso.
Con sus piquetes de huelga y emotivos mensajes difundidos en las redes sociales, a las autoridades les resulta difícil ignorar este delicado asunto.