El presidente Biden y la vicepresidenta Kamala Harris pronunciaron discursos este martes en su visita a Atlanta para presionar al Congreso en aprobar una legislación que revise las leyes de acceso al voto de la nación. El mandatario habló desde el Consorcio del Centro de la Universidad de Atlanta en el Morehouse College y la Universidad de Clark Atlanta.
“El derecho a tener ese voto y que ese voto sea contado es el umbral de libertad de la democracia”, dijo el presidente el martes. “Sin él, nada es posible. Pero con él, todo es posible. Pero si bien la negación de elecciones libres y justas es antidemocrática, no carece de precedentes”.
Biden busca contrarrestar una serie de nuevos cambios impulsados por los republicanos a nivel estatal. Indicó que en algunos estados están tratando de poner obstáculos para votar porque “para ellos, demasiada gente votando en una democracia es un problema”.
Asimismo, el presidente instó a los legisladores a aprobar la Ley de Libertad para Votar, que establecería estándares electorales nacionales, y la Ley de Avance de los Derechos Electorales de John Lewis, que restablecería una disposición central de la Ley de Derechos Electorales destruida por la Corte Suprema en 2013 que requería que los estados con un historial de discriminación racial para buscar la aprobación del Departamento de Justicia antes de cambiar sus reglas electorales.
“He tenido estas conversaciones tranquilas con miembros del Congreso durante los últimos dos meses ¡Estoy cansado de estar callado!”, exclamó el presidente, golpeando con la mano el atril.
Por su parte, la vicepresidenta Harris instó a los estadounidenses a no normalizar lo que dificulta el voto.
“En los últimos años, hemos visto tantas leyes contra los votantes que existe el peligro de acostumbrarse a estas leyes”, dijo Harris en sus comentarios. ‘El peligro de ajustarse a estas leyes como si fueran normales. Un peligro de ser complaciente. cómplice Las leyes contra los votantes no son nuevas en nuestra nación, pero no debemos dejarnos engañar pensando que son normales”.
La Casa Blanca considera que el discurso del presidente es una extensión de sus condenas al asalto del 6 de enero al Capitolio de los Estados Unidos durante los comentarios que marcan su primer aniversario. El presidente usó su feroz discurso la semana pasada para prometer que “no permitiría que nadie coloque una daga en la garganta de nuestra democracia”.