Panteón Rococó mantiene su rebeldía: “Las revoluciones siempre van acompañadas de música”

El grupo mexicano Panteón Rococó, uno de los iconos del ska y el rock en el país, mantiene el espíritu contestatario que le hizo iniciar una carrera que está cerca de cumplir tres décadas, aupada, entre otras causas, por el movimiento indígena de los zapatistas.

“Las revoluciones siempre han estado acompañadas de música, y por supuesto que la música tiene una labor de concienciar, a parte de divertir. Siempre hemos sido así desde los inicios, nacimos de la conyuntura del levantamiento Zapatista de 1994”, expuso en entrevista con Leonel Rosales “Monel”, guitarrista de la banda.

Tanto es así, continuó el trombonista Paco Barajas, que incluso algunos de sus temas se han convertido en la banda sonora de las manifestaciones en México.

“Gente universitaria, de la preparatoria (nivel medio superior) o de primaria (nivel básico) siguen tomando nuestras canciones como un acompañamiento de sus luchas. En cada marcha que vas cantan canciones de Panteón Rococó”, celebró.

Aunque han experimentado con diferentes géneros musicales, Rosales consideró que la raíz de Panteón Rococó, el ska, sigue representando una postura rebelde frente al sistema.

“Por supuesto que el ska mantiene esa raíz contestataria, esa parte que va contra lo establecido. Siempre hemos tratado de estar muy despiertos a todo lo que hay alrededor”, ahondó el guitarrista.

“Y cuando empezamos a tener más consciencia de todo lo que pasa, lo vertimos en nuestra lírica”, agregó. No rechazan cantar al amor y al desamor, pero siempre tratan de ser incisivos en sus reclamos sociales.

“Podemos escribir de la chica que nos partió el corazón, pero cuando las cosas van mal hay que poner el dedo en la llaga”, subrayó Rosales. Aunando el enfoque social y su dilatada carrera, sus canciones, vistas a contraluz, son un testimonio de las últimas décadas de la historia de México.

“Los dos primeros discos de la banda tiene mucho contenido social, cómo nos sentíamos como integrantes de esta sociedad. Estábamos en la preparatoria y hacíamos crónica de cómo lo vivíamos”, recordó el bajista Darío Espinosa.