A principios del mes de diciembre Daddy Yankee dio la noticia que el reggaeton no quería escuchar. Su retiro. Y, al mismo tiempo, anunció que había decidido abrazar la religión. Desde entonces, su presencia ha permanecido alejada de los focos, así como cerrada una producción musical que no se sabe si algún día decidirá ampliar. Ahora retorna a la primera línea informativa por la puerta grande: a través de una indemnización, su riqueza crecerá casi un millón de dólares. El origen de esta sentencia se remonta a un suceso acontecido en plena costa valenciana.
Ocurrió en agosto de 2018. El artista puertorriqueño había aterrizado en la ciudad de las artes y las ciencias con motivo de un concierto que era, a su vez, parte del Festival Latin Fest de Gandía. Yankee se alojó en el hotel valenciano, lo mismo hicieron su mujer y su equipo. Como es costumbre, el cantante no escatimó en accesorios y llevó en su viaje a la península dos relojes, tres cadenas, una cruz, cuatro brazaletes, tres anillos y un par de pendientes de diamantes. Por si fuera poco, su cuñado, que se encontraba en otra habitación, aportó al montón un cordón de oro de 14 quilates con un peso de 401′1 gramos.
Tal y como se lee en la sentencia emitida por la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Valencia, la misma que condena a la entidad hotelera a abonar 908.950 dólares (843.000 euros) al puertorriqueño, todos estos lujos eran “parte de su imagen pública y artística”, puesto que “complementan su aspecto durante los conciertos”. El motivo de la sanción: la desaparición de todos ellos.