Hoy Guillermo del Toro cumple 57 años y las redes sociales lo festejan, pero aunque todo parece ser exitoso para el realizador de “El laberinto del fauno” y “La forma del agua”, no siempre ha sido así.
1. En su tierra natal, Guadalajara, organizaba debates de cine en los sótanos de escuelas tapatías y repasaban, una y otra vez, la filmografía de Alfred Hitchcock.
2. Fue chofer, anfitrión, boletero, proyeccionista o hasta jalacables. Todo realizaba en las primeras muestras de Cine Mexicano en Guadalajara (ahora convertido en festival internacional) de la que fue fundador.
3. Su rutina tapatía era sencilla, pero alentadora para él. Por las mañanas con Rigo Mora modelaba muñequitos en plastilina, por la tarde se reunía con varios moneros como Jis y Trino para discutir comics que jamás saldrían publicados y, por las noches, salía a recorrer cines y devorar cuantas películas se le atravesaran.
4. El cine de ficheras, albures y narcotráfico siempre le han llamado la atención como temáticas.
5. Si no hubiera sido cineasta, quizá estaría vendiendo zapatos. Esa promesa le hizo a su entonces esposa cuando tuvieron que hipotecar la casa para poder filmar “Cronos”, su ópera prima.
6. La escena de un hombre golpeado con una cadena en el cuello en “El laberinto del fauno” le pasó al propio Del Toro en una pelea de juventud.
7. En Cannes, durante la presentación de “Cronos”, su máxima preocupación no era la reacción del público, sino que le cerrara bien el smoking que no se había medido previo al viaje.
8. Rechazó dirigir “Las crónicas de Narnia” y “Harry Potter y el prisionero de Azkabán”, porque a los niños no les iba mal. Pero convenció a Alfonso Cuarón, llevándole toda la colección de libros del mago inglés, para que aceptara dirigir el proyecto.
9. Todos los domingos, claro, cuando puede, toma plumero y se pone delantal, para limpiar los objetos que tienen en su museo personal en Los Ángeles.
10. Cuando muera, desea ser cremado.