Ester Expósito se ha convertido en una de las actrices de moda y un fenómeno mundial, con casi treinta millones de seguidores en las redes sociales. Pero, tal y como confiesa ella este domingo en una entrevista a El País, su deseo era ser actriz y poder vivir de su profesión, no famosa. Pero le llegó muy pronto gracias a su participación en Élite.
“Nunca soñé con ser famosa. Yo quería ser actriz y vivir de esto, pero la fama no era una opción. Al principio la pude gestionar bien con la ayuda de mis padres. Pero ahora se me hace bola”, cuenta a Martín Bianchi.
“Siempre quise ser mayor, sentirme mayor y hacer cosas de mayor. Pero creo que idealicé la adultez y ahora siento nostalgia por la niñez. Empiezo a ser consciente de que mi vida no va a volver a ser la que era. Me dedico a lo que me gusta, pero la presión es muy fuerte. Soy una persona con mucha ansiedad y la exposición no me ayuda a gestionarla”, cuenta. “Nadie de tu entorno vive lo mismo que tú y se crea una distancia, un abismo, que te separa del resto. La fama te aísla, te hace sentir solo”.
La presión y la fama son tan difíciles de gestionar que reconoce que necesitó ayuda: “Hace dos años empecé a ir a terapia y me fue muy bien. Lo tuve que dejar por los rodajes fuera de España, pero ahora me gustaría retomar. No es fácil dar ese paso: recurrir a un desconocido y exponerte ante él y hablar de lo que te duele. Pero al final es positivo. Tengo que volver porque necesito gestionar la ansiedad. Pienso que puedo con todo, pero no puedo con todo”.
“Después del éxito de Élite vivía rodeada de un ruido constante: redes sociales, propuestas laborales, la gente en la calle… Recibía un millón de estímulos que no me dejaban decaer o hacer un viaje introspectivo. Estaba tan distraída que no podía parar y pensar. Cuando ese ruido se acalla un poco, como me pasó después de Élite, de repente me di cuenta de que estaba sola conmigo. Y enfrentarte a la soledad es duro. Ahí es cuando vuelves a encontrarte con las cosas que te duelen de la vida: asuntos sin resolver, inseguridades, dudas. Ahí es cuando la confianza se tambalea”, agrega.