En un nuevo capítulo del enfrentamiento legal más comentado de Hollywood, Angelina Jolie y Brad Pitt continúan en disputa por la propiedad de su bodega de vinos, Chateau Miraval, en Provenza, Francia, y valorada en USD 500 millones.
Según documentos judiciales obtenidos por Page Six, los abogados de Angelina calificaron como “abusiva” la solicitud de Brad para acceder a todos los previos Acuerdos de No Divulgación (NDA, por sus siglas en inglés) pertenecientes a ella. La actriz se defiende alegando que esta demanda es una invasión a su privacidad y a la de terceros, incluidas casas productoras, marcas y empleados, con quienes ha firmado contratos en el pasado.
Jolie, de 48 años, sostiene que el intento de Pitt de hacerla firmar un NDA “excesivamente molesto” y “expansivo”, que cubriría su “mala conducta personal”, era un esfuerzo por silenciarla sobre las acusaciones de abuso hacia ella y sus hijos. Esta contienda legal ha venido revelando detalles íntimos de la vida de la ex pareja, y también se vincula con las complejidades legales y financieras detrás de la venta y administración de activos compartidos tras un divorcio.
La pelea en los tribunales se intensifica con el argumento de Angelina Jolie de que la demanda de Brad Pitt no solo es invasiva, sino también cara y sin mérito, catalogándola como la “última manifestación de la conducta abusiva de Pitt hacia Jolie”.
La estrella de Maléfica acusó a su ex esposo de abuso físico tanto hacia ella como hacia sus hijos, señalando un incidente durante un vuelo de Francia a California en 2016 como un momento clave que la llevó a tomar la decisión de separarse.
Desde el punto de vista legal, el actor refuta estas alegaciones y demanda transparencia sobre los NDAs de Jolie, argumentando que revelarían la verdadera naturaleza de su divorcio y los términos de su separación financiera. La defensa de Pitt sugiere que los NDAs de Jolie con terceras partes demostrarían que la demanda por un NDA en su contra no fue la causa de ruptura del acuerdo sobre Miraval, como ella alega.